A principios del verano pasado un grupo de amig@s hicimos una quedada en tierras de Salamanca.
Se da la circunstancia de que yo llevaba más de 40 años yendo a su pueblo y ell@s no conocían el mío. Así pues pensamos que ya era hora y dicho y hecho.
He de confesar que yo estaba loco de alegría, me hacía una ilusión tremenda. Y como agradecimiento pensé que estaría bien obsequiar a las amigas del grupo con unas tarjetas personalizadas, creo que no me equivoco si digo que les gustó mucho.
Aquí tenéis el resultado